El monumento al Holocausto de Miami Beach (Florida) ya forma parte de la singular arquitectura de la ciudad. Es una imponente escultura, obra de Kenneth Treister, dedicada a los más de 6 millones de judíos asesinados en los campos de concentración nazis entre 1933 y 1945.
Fue inaugurada en 1990 y consiste en una mano de bronze de más de 13 metros de altura, símbolo del último esfuerzo del moribundo, por la que trepan cientos de figuras atormentadas, representación de las víctimas de Hitler y sus secuaces, aquellas que fueron hacinadas, torturadas y asesinadas brutalmente en los campos de concentración nazis por el único motivo de su raza, su religión o, sencillamente, por algún tipo de discapacidad física o intelectual.
Historia del monumento al Holocausto, de Ken Treister
La aprobación del proyecto se topó con una fuerte oposición por parte de muchos vecinos de aquella zona de Miami pues, después de todo, no querían que en su vecindario se irguiera una obra de tales dimensiones dedicada a la muerte; a nivel estético no era de su gusto. No obstante, en la sesión pública donde se trató el tema, empezaron a ofrecer su testimonio algunos de los vecinos que, a su vez, eran supervivientes del Holocausto. El momento culminante, fue la declaración de una viejecita sin brazos. Parece ser que en su infancia fue una niña prodigio, una virtuosa del violín que vio truncado su prometedor futuro a mamos de los nazis, quienes, tras matar a su familia, le cortaron los brazos. Tras este conmovedor discurso, la comunidad se dio cuenta de que, por encima de preferencias estéticas, era su responsabilidad como seres humanos contribuir con aquella pieza arquitectónica, a que jamás se olvidaran las atrocidades que perpetuaron aquel grupo de infames. Tal vez así, las generaciones venideras no cometerán tales errores.
El detalle de las figuras humana resulta escalofriante.
Fotografías de Thomas Hawk (Licencia Creative Commons).